Cuando sientes que la mano de la muerte se posa sobre el hombro, la vida se ve iluminada de otra manera y descubres en ti misma cosas maravillosas que apenas sospechabas. ISABEL ALLENDE.







viernes, 10 de julio de 2009

los sentidos... eternos momentos.

la vida esta llena de eternos momentos,

de instantes,

algunas veces, ese instante se queda marcado a fuego en tu mente y se convierte en uno de esos eternos, otras, sin embargo, son tan fugaces, que tardas toda una vida en darte cuenta.

Un olor...

el olor a madera vieja, a casa cerrada, me transporta a un intante magico en mi memoria, recuerdo la casa de la plaza en la que vivia la hernana de mi abuela, recuerdo una escalera llena de peldaños de madera pulidos y brillantes, las carreras para bajarlos sentados, el dolor de culo luego...

a mi bisabuela sentada en el butacon con las piernas metidas dentro de los manteos de la camilla, la luz entrando por la ventana, ella haciendo ganchillo, o punto, ahora no lo recuerdo...

la ventana del fondo del pasillo, recuerdo mirar por la ventana pero no recuerdo que veia atraves de ella. mi tia, alli viendonos trastear sin decirnos nada.
un sabor...
el sabor de la salsa de tomate natural que hacia mi abuela todos los sabados para que untaramos el pan el en huevo frito con patatas "la cena Villalona",
un sonido...
sin poder remediarlo, el punteo con la guitarra de los primeros acordes de "nada es imposible" de Ricky Martin.
algo marcado en la retina...
las vistas desde lo alto del Lago de Sanabria, desde el peñon del castro, recorriendo el sendero de los monjes. Ver como el hielo marco en las duras rocas su paso durante el paso del tiempo. El olluelo de mi hermano cuando sonrie, la primera sonrisa de mi hermana pequeña... El brillo de dulzura en los ojos de mi madre, la mirada penetrante y azul de mi padre. Ese brillito que hay en el borde de mis ojos...
que mi madre se quedara un dia dormida en el cobijo de mis brazos...
algo que paso por mis manos...
el paso de mi dedo por la nariz de mi hernana siendo un bebe. Una caricia en la cara, el tacto de la almohada, sentir esa suavidad entre mis dedos cuando duermo...
alcanzar un estado de calma solo con encerrar mis pulgares entre el indice y el corazon,
una corazonada...
no dejare que nada ni nadie me borre la sonrisa de la boca. Ni a mi, ni a los mios.

2 comentarios:

  1. Supongo que todos tenemos ese tipo de cosas grabadas en la mente. Yo recuerdo el olor a ceniza a humo de las chimeneas. Por cierto de Sanabria...un atardecer con el sol reflejándose en las aguas...jeje era un jovenzuelo.
    Besix

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  2. cinco sentidos como puertas abiertas a la eterna fugacidad del momento presente.

    Una corazonada como sexto sentido ,sintesis e intuicion de la mision: como decia Mario Benedetti: Defender la alegria.

    Saludos
    Luis

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